
La historia cuenta que en Philadelphia, representantes de 13 colonias decidieron luchar por su independencia el 4 de julio de 1776. Podrás revivir el proceso del nacimiento de los Estados Unidos de Norteamérica a través de una visita guiada por el complejo histórico conformado por una serie de edificios como el Independence Hall, donde se firmó la independencia y más adelante se redactó la Constitución; también verás la famosa Campana de la Libertad, llamada ‘El sonido de la libertad’. Esta campaña se estrenó el 8 de julio de 1776 y posee una inscripción: “Pregonad Libertad en la tierra a todos sus moradores” (Levítico 25,10). La casa de Benjamin Franklin es otra de las paradas obligadas de todo visitante, luego el primer banco de los Estados Unidos y la primera casa de aduanas. Entre las casas más visitadas de personalidades famosas también se encuentran las casas de Edgar Allan Poe y Betsy Ross ubicada en la calle Arch 239, a unas pocas cuadras del Salón de la Independencia. Betsy fue quien confeccionó la primera bandera americana.
Philadelphia prosperó en su momento por la personalidad idealista de sus habitantes, personas adelantadas a su tiempo, bastante rebeldes, apasionadas y ansiosas por hacer del mundo un lugar mejor para todos. Entre ellos se encontraba Benjamin Franklin, escritor, científico y político. Philadelphia tuvo el primer asentamiento de negros libres de los Estados Unidos de Norteamérica y su barrio chino es el 3º más importante del país (por detrás del de New York y el de San Francisco). Eso da cuenta de que no solo poseían una mentalidad abierta al mundo, sino también su corazón y sus ojos.
La combinación de gente soñadora y luchadora produjo resultados sin precedentes y Philly, como cariñosamente se la ha apodado, se convirtió así en la mayor ciudad del estado de Pensilvania. Pensilvania a pesar de ser considerado un Estado del noreste, comparte el carácter rural de muchos estados del sur. Durante la Guerra Civil Americana, Maryland y Delaware fueron oficialmente «estados de la frontera» y partes de ambos, son los suburbios de Philadelphia. Sin necesidad de afinar demasiado el oído, descubrirás que el acento de Philadelphia tiene algunas similitudes con los acentos de Nueva York y Boston, pero obviamente posee sus propios rasgos distintivos.
Philadelphia también posee un impresionante Museo de Bellas Artes y una historia llena de mecenas. El Museo Rodin es un ejemplo de ello y una vez que hayas podido digerir la abundante información histórica y cultural de Philadelphia, te sugerimos probar el delicioso y famoso sándwich de lomito con queso Philadelphia que hace furor entre sus comidas rápidas y aptas para todo tipo de paladares. Hay muchos lugares donde podrás probarlo pero te sugerimos ir al restaurante Pat’s – King of Steaks, pues aquí se supone que se inventó y se sirvió por primera vez el “Sándwich de Carne Philly» o si ves que está demasiado concurrido y hay que esperar demasiado, dirígete a Geno’s, que abrió en 1966 y posee una larga trayectoria con el emparedado. Philadelphia ofrece un circuito de comidas llamado “El circuito de la comida chatarra” que aunque de nombre poco saludable, goza de multitud de adeptos. Un platillo mundialmente famoso y con origen en Philadelphia es el dónut; este invento de inmigrantes holandeses llegados en el siglo XVII era usado para limpiar ventanas según Ian Hecox, hasta que alguien se animó a probarlo y se convirtió en alimento.
Si ves que al final del día has comido demasiada comida chatarra, podrás imitar a Rocky Balboa, el famoso personaje de Silvester Stallone y subir corriendo los peldaños del Museo de Arte de Philadelphia para bajar la pancita y sentirte un ganador. No olvides tomarte una fotografía junto a la estatua de Rocky al pie de la escalinata.