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Ponte Vedra Beach

Muchas canchas de golf en el mundo son se han hecho famosas por sus características de diseño o su entorno, pero Ponte Vedra Beach es la única ciudad que posee un hoyo que se ganó el reconocimiento y respeto de los campeones del planeta:  el temible hoyo 17 del  TPC de Sawgrass.

Desde Tim Clark a Tiger Woods, todos confesaron cómo el hoyo 17 del famoso Green de Ponte Vendra les pone la piel de gallina cuando se encuentran en su territorio o intentan aproximarse a él.

Si hablamos de las playas de Pontevedra, podríamos destacar que tienen el beneficio de no estar abarrotadas. La sensación al recorrer sus playas, algunas de ellas rodeadas de suaves dunas de arena oscura, es de amplitud y espacio. Quizás encuentres una pareja de enamorados por aquí, una familia con niños chapoteando en la orilla del mar más allá, un grupito de gente mayor jugando a las cartas y un grupo de estudiantes, practicando un juego de pelota en una improvisada cancha marcada sobre la arena húmeda. Nos pareció que el ambiente es muy relajado si lo comparamos con otras playas de la costa de Florida. 

Lo que impacta son las mansiones con bajada directa a la playa. Caminamos un par de metros y vimos en el horizonte otra mansión y luego a distancia prudente otra más, y otra… Algo un poco diferente de Jacksonville, la ciudad más cercana y conocida de la zona. Si volvemos la vista al mar, podemos ver que algunos barcos de pescadores parten con grupos variados de personas. La característica que los unifica es que todos llevan consigo un par de cañas largas. Sábalos, róbalos y pargos abundan en esta zona así que tanto sea por deporte o por el placer que produce degustar luego una comida obtenida con el propio esfuerzo, la pesca luego del golf, es la actividad estrella de Pontevedra.

Nos encantan los mariscos y los frutos del mar. Y ya que de comida hablamos, no podemos dejar de comentar que en Ponte Vedra hemos probado el desayuno más delicioso de los Estados Unidos de Norteamérica. Un omelette de cangrejos y langostinos salpicado con nueces pecan sobre un colchón de hojas verdes. Luego del desayuno llamamos al chef y cantamos una oda al cocinero que quedó más que feliz con nuestros interminables halagos. Entre risas y chistes nos sugirió una actividad que hasta ese momento nunca habíamos hecho: degustar vino y liberar nuestra capacidad creativa pintando (que no es lo mismo que pintar borrachos). “Painting with a Twist” es una propuesta muy divertida para des-estresarse  y re-conectarse con la capacidad creadora y artística que yace dentro de cada uno de nosotros. Si estás un poco duro, te aseguramos que el vino te ayudará y que finalizarán la jornada entre risas, nuevos amigos y un autorretrato pintado por ti mismo que te servirá de anécdota para recordarte a ti y contarle a tus amigos, lo maravilloso que es Ponte Vedra.

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