
Hay ciudades que tienen alma de pueblo. Santa Cruz, ubicada en la punta norte de la Bahía de Monterrey a unos 115 km de San Francisco es uno de esos lugares.
Su población es bastante joven porque los principales habitantes del lugar son amantes de los deportes acuáticos y sobre todo el surf. Con el campus de la Universidad de California en Santa Cruz, no es extraño que el paisaje local esté plagado literalmente de familias con miembros muy jóvenes e individuos solitarios por otro lado, disfrutando del sol y del surf.
Así es Santa Cruz. Ambigua y bipolar. Cosmopolita pero pequeña, familiar pero individualista, excéntrica y amante del status quo.
Cerca de Santa Cruz vive el legendario surfista Jack O´Neill, el inventor del traje de neopreno que permitió a los surfers superar la barrera de las bajas temperaturas en las heladas aguas del Pacífico. La escuela de surf de Santa Cruz ofrece clases para todo el mundo, desde los inexpertos hasta los que desean desarrollar y mejorar sus destrezas y habilidades. Las olas más tranquilas y aptas para novatos están en Cowell ‘s al lado del embarcadero de Santa Cruz y frente a Capitola. El resto, los que dan el espectáculo de película, están en Steamer Line y en West Cliff drive. Aquí, además del Museo que lleva el nombre del lugar (West Cliff Drive) podrás ver no solo monumentos conmemorativos a los que montaron su “última ola” en este lugar sino también muestras de algunas de las causales: por ejemplo, la tabla de surf con el detalle de la dentadura de un tiburón.
Otra cosa que no debes dejar de hacer, además de recorrer las hermosas tiendas de la ciudad (a nosotros personalmente nos encanta Urban Outfitters – una cadena de moda y complementos de estilo hipster urbano que vende artículos de decoración alternativo), es ir a The Santa Cruz Boardwalk. El Santa Cruz Boardwalk abrió por primera vez en 1907 y actualmente es el último de los parques recreativos a la vieja usanza de la Costa Oeste. Lleno de actividades al aire libre y cerca de la playa durante el verano, es un ritual veraniego para innumerables familias californianas.
El carrusel que gira y gira desde 1911 es una de las cosas más bellas que encontrarás en este parque, seguido por el Giant Dipper, una gigantesca montaña rusa construida en 1924 y declarada con toda la razón del mundo, como monumento histórico porque se trata de una montaña rusa hecha totalmente en madera, 1,6 km de extensión y donde los carritos adquieren en algunas partes del recorrido, una velocidad de 88 kilómetros por hora. Increíble.
No dejes pasar la oportunidad de viajar en el tiempo. En Santa Cruz, la combinación joven-viejo, es exquisita. Una ciudad que parece salida de una película de los 50. Chiringuitos y restaurantes vintage para disfrutar y unas playas de ensueño que estamos seguros, volverás más de una vez a visitar.